La pregunta directriz que se plantea Spivak no puede ser resuelta de forma convencional –si entendemos “lo convencional” como una representación de los deseos e intereses del intelectual. En ese sentido su propuesta parte de una crítica a los modelos occidentales de representación del subalterno, es decir la forma cuadriculada de focalización del subalterno dentro de las vicisitudes del intelectual occidental. En otras palabras, es necesario observar la “economía política del intelectual, sobre todo si entendemos como un eje donde confluyen el poder (eurocentrismo, la letra, lo culto), el deseo (la fantasía que estructura el poder de la ideología eurocéntrica o intelectual) y el interés (dentro de los campos simbólicos, lo que se desea ganar a partir de una posición ideológica determinada).
Por eso el intelectual se sitúa en un lugar problemático y paradójico del deseo y del interés, sobre todo cuando pretende hablar en defensa o por el subalterno, tratando de expresar, con el poder del logos, sus verdaderos intereses y deseos. La paradoja se encuentra que cuando realiza ese intento del poder intelectual, lo único que realiza este intelectual es expresar sus propios intereses y su deseo (la autora apunta que este intelectual está centrado en Occidente, pero nos hacer creer –nos persuade- de que está descentrado con respecto de este poder).
Más adelante, partiendo de la crítica marxista y sobre todo de Althusser, la autora señala la necesidad de volver a la crítica ideológica, en el sentido de una visualización del papel de las reproducciones de poder que están presentes en el imaginario social de los intelectuales. Estos se encuentran cercanos al poder, al logos, por eso no toman de manera crítica los efectos de ese poder sobre su deseo. Por eso, y aquí se encuentra su fuerte crítica a Foucault, Deleuze y Guattari, el intelectual también reproduce la ideología de dominación de Occidente. Ante este panorama es necesario poder en cuestión el papel del intelectual y, asimismo, su posición de efecto discursivo, es decir el lugar que ocupa en la ideología.
Siguiendo estas ideas, Spivak apunta la falta constitutiva del intelectual cuando quiere y desea representar, de forma política, al subalterno, en otras palabras hacerlo hablar pensando que sus “intereses” son permeables a la comprensión del logos occidental. En cambio, el elemento central de su exposición sobre el subalterno es que hay que tomar en cuenta una “práctica radical” que debe tomar en cuenta los deseos de poder que se institucionalizan en la búsqueda de la voz del subalterno, es decir que no se debe analizar al subalterno como posible representación sin obviar los intereses e ideologías que se utilizan para representarlo.
Lo importante, y como punto final de su exposición teórica, Spivak da el caso de los satti, sacrificios rituales hechos por las viudas ante la pira del esposo difunto –sacrifico que pertenece a la tradición hindú. Aquí la autora apunta la existencia de, más que una acción que pertenezca a la tradición, un acto, es decir, si no podemos hacer hablar al subalterno, podemos interpretar sus actos como referencias a un rompimiento con el todo establecido y donde el subalterno reinscribe su historia. Por otro lado, el acto que analiza es el suicido de una mujer quien es entendida como un subalterno “que no puede ser escuchado o leído”, por el rompimiento que significa para la escritura de su propio acto. En cierta forma el acto es una deconstrucción incluso de su propia posición de subalterno.
Fuente Seminario: Memoria, Subalternidad y los testimonios de la CVR http://blog.pucp.edu.pe/item/73813
Texto completo (en inglés) http://www.uni-graz.at/aya/archive/spivak%20-%20can%20the%20subaltern%20speak.pdf
domingo, 27 de diciembre de 2009
sábado, 19 de diciembre de 2009
La cumbre de Copenhagen acaba en fracaso

Tomado de La Vanguardia.- Copenhague. (Agencias).- La Cumbre del Clima de Copenhague ha acabado en fracaso. Esta mañana, en la reunión, se ha “tomado nota” del acuerdo climático de mínimos suscrito por una veintena de jefes de Estado y de Gobierno que ni es vinculante ni pone cifras de compromisos en la reducción del CO2, pero pone encima de la mesa 30.000 millones de euros para la financiación a corto plazo.
La presidencia de la conferencia anunció que había “tomado nota del Acuerdo de Copenhague del 18 de diciembre de 2009″, que incluirá en su encabezamiento una lista de los países contrarios al texto. Esto supone un gran fiasco en la lucha contra el Cambio Climático, ya que este acuerdo no es vinculante y ni siquiera pone cifras de compromisos de reducciones de emisiones de CO2.
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La ONU recurrió a esta fórmula para hacer operativo el acuerdo, que fue duramente criticado como ilegítimo por países como Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Sudán. Para que pudiera convertirse en un acuerdo de Naciones Unidas, éste debía ser ratificado por el plenario de 193 Estados.
El acuerdo, pactado ayer, pone encima de la mesa la financiación a corto (30.000 millones de euros) y largo plazo (100.000 millones anuales a partir de 2020) y retrasa el establecimiento de las cifras de compromisos de reducción de emisiones de CO2 de los países ricos y las acciones voluntarias de mitigación de los países en desarrollo hasta 2010.
El texto también hace referencia a las sugerencias científicas que recomiendan acciones para evitar un aumento de la temperatura media del planeta no superior a 2 grados centígrados.
En todo caso, el texto no recoge la necesidad de reducir hasta un 50 por ciento la emisiones globales de CO2 en 2050.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, manifestó su satisfacción a resolución de la Cumbre aunque resaltó que habrá que hacer más para enfrentar la amenaza del cambio climático.
Rasmussen, se ha visto desbordado por las peticiones de algunos países y en varias ocasiones, visiblemente abochornado, tuvo que consultar con sus asistentes para preguntar qué procedimiento se debía seguir.
Para la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Elena Espinosa, la alternativa a un acuerdo climático de mínimos era el “absoluto fracaso”, en relación al documento pactado por los jefes de Estado y Gobierno en la Cumbre del Clima de Copenhague.
Acuerdo contrarreloj
Anoche, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, alcanzó un acuerdo para combatir el cambio climático con el primer ministro de China, Wen Jiabao, el de India, Manmohan Singh, y con el presidente sudafricano, Jacob Zuma, que supondrá un “avance sin precedentes y significativo” en la lucha contra el calentamiento global, según las palabras del presidente de EE.UU., que ya ha abandonado Copenhague rumbo a Washington.
El acuerdo obtenido no es en sí suficiente para luchar contra el cambio climático pero sí representa “un primer paso importante”, según el gobierno estadounidense.
El pacto aporta un mecanismo para supervisar y verificar los recortes de emisiones en los países en desarrollo pero fija unos objetivos menos ambiciosos de lo que esperaban inicialmente EE.UU. y los países europeos.
Sí mantiene el objetivo de limitar el aumento de la temperatura terrestre a dos grados, como buscaban europeos y estadounidenses. También incluye un acuerdo sobre la financiación que aportarán los países más ricos a las economías en vías de desarrollo para su adaptación al uso de tecnologías limpias.
En su discurso de ayer por la mañana ante los líderes reunidos en Copenhague, Obama había instado a los participantes a lograr un acuerdo, al recordar que “se nos agota el tiempo” y “debe haber movimiento por parte de todos”. Lo que no evitó, sin embargo, que un clima de pesimismo se abatiera durante la tarde.
Tomado de: http://lamula.pe/2009/12/19/la-cumbre-acaba-en-fracaso/41
viernes, 11 de diciembre de 2009
"Our Time is Up"
Candidata al Óscar al Mejor Corto en el 2006, dirigida por Rob Pearlstein. Un psicoanalista comienza a abordar a sus pacientes de una manera diferente.
Judith Butler: La teoría de la performatividad
Desde una enunciación explícitamente lesbiana, Judith Butler arremete contra la “heterosexualidad hegemónica”, contra una forma de describir, que es también una forma de prescribir o normar el sistema de género. ¿En qué medida las prácticas sexuales que se escapan de la normatividad cuestionan el concepto de género como heterosexualidad? ¿Qué es un hombre y qué es una mujer?
La idea es que las prácticas sexuales desestabilizan el concepto de género en su versión hegemónica, heterosexual. En efecto, este sistema invisibiliza las sexualidades alternativas. Las personas cuya apariencia no corresponde a las normas de género aceptadas son discriminadas. Esta discriminación refuerza la normatividad del concepto hegemónico de género como pura heterosexualidad. Entonces, la normatividad heterosexual no debería ser el fundamento del concepto género. La teoría de Butler se basa en la idea de la “performatividad” que implica que la palabra tiene un poder instituyente. En efecto, el habla crea la situación que nombra, sobre todo, a medida que se repite y se sedimenta en la cabeza de la gente. De este modo, como una repetición y un ritual, la performatividad permite la naturalización de una posición de sujeto en el contexto de una posición de sujeto en la interioridad de un cuerpo. La performatividad es ese aspecto del discurso que tiene la capacidad para producir lo que nombra. Es el modo discursivo por el cual se instalan los efectos ontológicos.
Finalmente, la propuesta de Butler apunta a “desnaturalizar” el género, contrarrestar la violencia normativa que traen consigo las morfologías ideales del sexo, así como desarraigar las suposiciones dominantes de la heterosexualidad natural o presunta que se fundan en discursos ordinarios o académicos sobre la sexualidad. La pregunta tiene que ser, entonces, qué tipo de sistema de género fuera necesario para que los individuos que practican una sexualidad alternativa pudieran tener una vida plena.
Puede sospecharse que la representación heterosexual está construida sobre la homofobia, sobre el rechazo de sexualidades que a penas pueden ser nombradas, o si lo son es para excluirlas y marginalizarlas. Resulta, entonces, que la aceptación plena de estas prácticas pone en crisis la realidad de un género, haciendo visible que estamos frente a un “conocimiento naturalizado” que reifica y excluye. Implica, por lo tanto, una violencia sobre cuerpos que pasan a ser vistos como falsos, irreales o ininteligibles.
Fuente: Página de Gonzalo Portocarrero http://gonzaloportocarrero.blogsome.com/2005/08/27/judith-butler-la-teoria-de-la-permorformatividad/
La idea es que las prácticas sexuales desestabilizan el concepto de género en su versión hegemónica, heterosexual. En efecto, este sistema invisibiliza las sexualidades alternativas. Las personas cuya apariencia no corresponde a las normas de género aceptadas son discriminadas. Esta discriminación refuerza la normatividad del concepto hegemónico de género como pura heterosexualidad. Entonces, la normatividad heterosexual no debería ser el fundamento del concepto género. La teoría de Butler se basa en la idea de la “performatividad” que implica que la palabra tiene un poder instituyente. En efecto, el habla crea la situación que nombra, sobre todo, a medida que se repite y se sedimenta en la cabeza de la gente. De este modo, como una repetición y un ritual, la performatividad permite la naturalización de una posición de sujeto en el contexto de una posición de sujeto en la interioridad de un cuerpo. La performatividad es ese aspecto del discurso que tiene la capacidad para producir lo que nombra. Es el modo discursivo por el cual se instalan los efectos ontológicos.
Finalmente, la propuesta de Butler apunta a “desnaturalizar” el género, contrarrestar la violencia normativa que traen consigo las morfologías ideales del sexo, así como desarraigar las suposiciones dominantes de la heterosexualidad natural o presunta que se fundan en discursos ordinarios o académicos sobre la sexualidad. La pregunta tiene que ser, entonces, qué tipo de sistema de género fuera necesario para que los individuos que practican una sexualidad alternativa pudieran tener una vida plena.
Puede sospecharse que la representación heterosexual está construida sobre la homofobia, sobre el rechazo de sexualidades que a penas pueden ser nombradas, o si lo son es para excluirlas y marginalizarlas. Resulta, entonces, que la aceptación plena de estas prácticas pone en crisis la realidad de un género, haciendo visible que estamos frente a un “conocimiento naturalizado” que reifica y excluye. Implica, por lo tanto, una violencia sobre cuerpos que pasan a ser vistos como falsos, irreales o ininteligibles.
Fuente: Página de Gonzalo Portocarrero http://gonzaloportocarrero.blogsome.com/2005/08/27/judith-butler-la-teoria-de-la-permorformatividad/
miércoles, 9 de diciembre de 2009
domingo, 6 de diciembre de 2009
El tiempo es hoy
En ocasión de la cumbre de Copenhagen donde líderes del mundo se reunirán para intentar detener las consecuencias del cambio climático, Oxfam ha elaborado el siguiente video por un acuerdo real que evite la destrucción del planeta.
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