domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Puede hablar el subalterno?

La pregunta directriz que se plantea Spivak no puede ser resuelta de forma convencional –si entendemos “lo convencional” como una representación de los deseos e intereses del intelectual. En ese sentido su propuesta parte de una crítica a los modelos occidentales de representación del subalterno, es decir la forma cuadriculada de focalización del subalterno dentro de las vicisitudes del intelectual occidental. En otras palabras, es necesario observar la “economía política del intelectual, sobre todo si entendemos como un eje donde confluyen el poder (eurocentrismo, la letra, lo culto), el deseo (la fantasía que estructura el poder de la ideología eurocéntrica o intelectual) y el interés (dentro de los campos simbólicos, lo que se desea ganar a partir de una posición ideológica determinada).

Por eso el intelectual se sitúa en un lugar problemático y paradójico del deseo y del interés, sobre todo cuando pretende hablar en defensa o por el subalterno, tratando de expresar, con el poder del logos, sus verdaderos intereses y deseos. La paradoja se encuentra que cuando realiza ese intento del poder intelectual, lo único que realiza este intelectual es expresar sus propios intereses y su deseo (la autora apunta que este intelectual está centrado en Occidente, pero nos hacer creer –nos persuade- de que está descentrado con respecto de este poder).

Más adelante, partiendo de la crítica marxista y sobre todo de Althusser, la autora señala la necesidad de volver a la crítica ideológica, en el sentido de una visualización del papel de las reproducciones de poder que están presentes en el imaginario social de los intelectuales. Estos se encuentran cercanos al poder, al logos, por eso no toman de manera crítica los efectos de ese poder sobre su deseo. Por eso, y aquí se encuentra su fuerte crítica a Foucault, Deleuze y Guattari, el intelectual también reproduce la ideología de dominación de Occidente. Ante este panorama es necesario poder en cuestión el papel del intelectual y, asimismo, su posición de efecto discursivo, es decir el lugar que ocupa en la ideología.

Siguiendo estas ideas, Spivak apunta la falta constitutiva del intelectual cuando quiere y desea representar, de forma política, al subalterno, en otras palabras hacerlo hablar pensando que sus “intereses” son permeables a la comprensión del logos occidental. En cambio, el elemento central de su exposición sobre el subalterno es que hay que tomar en cuenta una “práctica radical” que debe tomar en cuenta los deseos de poder que se institucionalizan en la búsqueda de la voz del subalterno, es decir que no se debe analizar al subalterno como posible representación sin obviar los intereses e ideologías que se utilizan para representarlo.

Lo importante, y como punto final de su exposición teórica, Spivak da el caso de los satti, sacrificios rituales hechos por las viudas ante la pira del esposo difunto –sacrifico que pertenece a la tradición hindú. Aquí la autora apunta la existencia de, más que una acción que pertenezca a la tradición, un acto, es decir, si no podemos hacer hablar al subalterno, podemos interpretar sus actos como referencias a un rompimiento con el todo establecido y donde el subalterno reinscribe su historia. Por otro lado, el acto que analiza es el suicido de una mujer quien es entendida como un subalterno “que no puede ser escuchado o leído”, por el rompimiento que significa para la escritura de su propio acto. En cierta forma el acto es una deconstrucción incluso de su propia posición de subalterno.

Fuente Seminario: Memoria, Subalternidad y los testimonios de la CVR http://blog.pucp.edu.pe/item/73813

Texto completo (en inglés) http://www.uni-graz.at/aya/archive/spivak%20-%20can%20the%20subaltern%20speak.pdf

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